Acabo de pasar tres días
en el Monasterio benedictino Nuestra Señora de la Escucha.
Estaba yo sentada gozando de la soledad y del silencio,
con el Evangelio en la mano.
Solo los sonidos de la naturaleza se hacían oír
junto a la lejana tormenta que se acercaba.
Tranquila y sosegada con solo Dios por compañía.
Una monja se me acerca con la mirada serena
de quien sabe en quién ha puesto su confianza
y me pregunta si tengo todo lo necesario.
“Todo, tengo todo, hermana”, fue mi respuesta….
“Todo”… ¿Qué era en ese momento “todo” para mí?
Humanamente, nada, pero yo me sentía colmada, en paz
y con ese gozo inefable de saberse habitada por la Presencia que no engaña.
“Todo” ¿Qué es “todo” para cada uno de nosotros?
¿Para cada situación? ¿Para cada edad?
Y si el “todo” fuera “nada”,
¿no seríamos un poquito más felices?,
¿más auténticos?,
¿más solidarios?
¿Y si esa “nada” la llenáramos de Dios?
Un fuerte abrazoEncarnación
CAPÍTULO GENERAL
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La Congregación de Religiosas Teatinas
de la Inmaculada Concepción,
celebrará
su XI Capítulo General,
en la sede
de la Casa General de Roma
los d...
Hace 10 años
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