Parece algo imposible de unir: “Pobreza y alegría”; ¡pues es posible! Me lo han demostrado multitud de personas pobres… pero que viven con optimismo y alegría. ¡Cuantas veces he visto a mis alumnos, con todo lo material…pero llenos de malhumor y tristeza!
¡Es posible ser felices con muy poco! Es verdad que la enfermedad, el hambre…te impiden ver con optimismo el futuro…pero si las necesidades básicas están cubiertas, con muy poco basta para ser feliz, para vivir alegres; todo depende de nuestro corazón, de nuestro espíritu, de nuestras ganas de vivir.
Nunca he visto celebraciones tan llenas de gozo como aquí; ni personas que rían con tanta facilidad; las relaciones humanas llenan sus vidas; no se comprende la soledad…La vida es “grupo”, “familia”,”amigos”… Un proverbio africano refleja esta forma de entender la vida: “Los europeos tienen el reloj; nosotros el tiempo”.
Un pequeño motivo sirve como pretexto para danzar, cantar, celebrar… ¿ No será que las sociedades sencillas llevan en su interior un mayor disfrute y capacidad para vivir la vida en profundidad y con alegría?. La propia muerte es en sí una celebración. Yo misma me admiro que se pueda vivir con tan pocas cosas.
Aún recuerdo que en Navidad el párroco en la celebración, les preguntó a los niños, qué es lo que deseaban para celebrar bien la fiesta y un niños dijo: “comer arroz” ¡Con qué poco se conformaba! Pero a la ver indicaba que para él comer arroz, era una fiesta… No os digo nada si son caramelos ó un juguete… eso ya es una superfiesta. Al que no tiene, poco le basta para disfrutar. Cuando tenemos mucho; necesitamos mucho para gozar.
Son un ejemplo para nuestras sociedades “avanzadas”;
nos muestran que en el tener no está la alegría; sino en disfrutar con lo que somos y tenemos, aunque sea poco.
Sor Marta-Materi