Fui a hacer un recado a un pueblo. A la vuelta venia sola y una señora que iba a la fiesta de un funeral me dijo si podía traerla. Nunca había montado en un coche. Para subirse a cuatro patas ya fue un problema. No sabia donde poner las zapatillas...y me pregunta si ella se tiene que sentar en mi asiento...Al final, cuando ya nos entendimos ella se quedo muy quieta, rígida diría yo, con las chanclas en la mano y no se movió ni abrió la boca en todo el camino y por tanto, este no era asfalto precisamente.
Cuando llegamos a su destino me dice: “Naro, tengo 10 f. (0,015€), te los voy a dar para pagar el viaje”...Le dije ”Yaasi, la próxima vez me lo das”, ¿De verdad?...No sé si fue de la emoción pero casi me descerraja la puerta para intentar salir y cuando bajó y se puso de nuevo sus chanclas empezó a cantar diciendo mientras bailaba lo rápido que había llegado y sin cansarse...
No os podéis hacer idea de la cantidad de 10 francos que recibimos cada día en forma de sonrisas, de pequeños obsequios, de agradecimientos salidos del corazón. Si nosotros tuviéramos un espíritu humilde y abierto de verdad ¡Cuantas cosas podríamos aprender de la sencillez de nuestro pueblo berba! Y encima disfrutando con las pequeñas anécdotas que surgen del choque con una civilización distinta a la suya y que se impone demasiado deprisa.
Y así van pasando los días...Que tengáis uno muy dichoso.
Y así van pasando los días...Que tengáis uno muy dichoso.
Encarnita