
(que no siempre son de descanso).
Nuestras niñas internas (las escapadas) han estado estos meses trabajando duro en casa y en julio también se han ido de vacaciones a sus pueblos, con sus familias y a seguir trabajando en el campo para ayudar a sus padres en la cosecha.
Estos días para ellas, son también vacaciones. Pero tenemos otras que no pueden irse o bien porque su problema esta aun muy fresco y corren peligro de que las den a un marido o bien porque sencillamente no tienen donde ir.
Con Sor Carmen se nos ocurrió que podríamos llevarlas 3 o 4 días a Natitingou, a otra comunidad de religiosas, a 80 Km. de aquí para que salieran un poco antes de comenzar las clases.
Cuando Sor Carmen se lo dijo, nos os podéis imaginar los saltos y gritos de regocijo. A ninguna se le ocurrió decir el “¡qué rollo!” tan conocido por nosotras. Cantaban y reían nerviosas preparando su mochila.

Les regalamos ropa, un pijama nuevo con etiqueta (muy importante para ellas) y con el consejo de que se lo pongan para dormir y no para ir a misa. Más aplausos. Ropa interior y unas sandalias. ¡Iban a la ciudad! Todo motivo de satisfacción y alegría. Son sólo 4 días pero cuando sus compañeras vuelvan de sus casas, ellas dirán muy orgullosas: “¡También nosotras hemos estado de vacaciones!” y contaran con detalle todo lo vivido estos días con otras monjas, con otras nuevas amigas y que por la capacidad del africano en reanudar relaciones, serán para siempre. Y os aseguro que jamás las olvidarán.
Yo recuerdo mis primeras vacaciones en la playa. Tampoco las he olvidado…
Vamos a intentar recordar los buenos momentos vividos y a compartirlos con las personas que nos rodean. Seguro que nos enriquecerá a todos y será…como unas primeras vacaciones…
¡Inolvidables!

Como siempre con todo mi cariño
Encarnación