
Acabo de pasar tres díasen el Monasterio benedictino Nuestra Señora de la Escucha.Estaba yo sentada gozando de la soledad y del silencio,con el Evangelio en la mano.Solo los sonidos de la naturaleza se hacían oírjunto a la lejana tormenta que se acercaba.Tranquila y sosegada con solo Dios por compañía.Una monja se me acerca con la mirada...