Queridos amigos:
¡Feliz Pascua de Resurrección! Para mí la primera vivida en estas tierras africanas. Dicen que las comparaciones son odiosas; pero cuando has vivido tantos años en otra cultura, aunque no lo quieras, tiendes a comparar.
Desde que llegué una cosa me llamó la atención entre otras muchas, el ver que todas las canciones que cantaban las niñas, eran de carácter religioso…Pregunté el motivo y me contestaron, que los primeros en enseñar los cantos fueron los misioneros y eso ha fomentado la vivencia de la fe, muy unida a la música tan propia de esta cultura.
¿Qué deciros de esta noche tan especial? El fuego nuevo, bajo las palmeras y el cielo cubierto de estrellas, es todo un símbolo de la vida que nos ilumina Cristo victorioso de la muerte.
La liturgia, los cantos, y la oscuridad (pues no había luz), iluminada por las pequeñas velas que “algunos” portaban, nos hablaba de la propia luz que cada uno de nosotros toma de la Luz de Cristo.
Durante la celebración 13 mujeres se bautizaban (desde las más jóvenes a las más ancianas) vestían de blanco y entre las renuncias, una que nunca había oído hasta ahora: ¿Renunciáis a los fetiches? Todas unánimemente decían “sí” a algo tan intrínseco a esta cultura y que simboliza la nueva vida que empiezan, sin miedos, sin ataduras a tradiciones, que nada tienen que ver con nuestra fe. Al final, la alegría desbordada de la gente que cantaba, lanzaba gritos de gozo íntimo, acompañando con el ritmo de sus cuerpos y palmas, el gozo de la Resurrección. Durante cuatro horas vivimos una experiencia gozosa, compartida con toda la Comunidad cristiana, con trece nuevos miembros.
Os aporto todo un símbolo: “El flamboyant”, que florece por Pascua…toda una metáfora viva de nosotros mismos, llamados a florecer. ¡Buena floración a
tod@s !
Sor Marta